Terminando la jornada de ayer, nos enterábamos sobre el fallecimiento de Steve Jobs, fundador de Apple, y además un gran visionario, emprendedor, una brillante mente que fue capaz de luchar contra grandes obstáculos propios y externos para poder plantearse cosas que desafiaron su época y realidades a su alrededor.
Su brillantez nos llega incluso a quienes no usemos productos de su inspiración directa, ya que fue en gran parte su planteo de desarrollar tecnología para que estuviera al alcance de la gente en forma masiva, con delicadeza en sus acabados, para disfrutarla y sacarle provecho, y no tan solo dejarla guardada para sectores de privilegio, lo que nos permite contar con muchos avances en el campo. Sin duda inspiró a muchos contemporáneos suyos, y nos seguirá inspirando para que sepamos sacar partido de la vida, y jamás pensar en imposibles. Ser capaces de cruzar barreras y superar nuestra propia vida.
Pero en fin, la enfermedad contra la cual luchaba pudo con su vida en la pasada jornada. Gran parte de la vida de una persona queda viva en lo que deja durante su existencia, por su legado, su enseñanza directa o la que se aprecia luego de meditar en el camino transitado. También de su ejemplo podemos sacar riqueza y proyectar objetivos de contínuo.
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