Programar no es solo programar. No implica solamente conocer un lenguaje y producir una pieza de software. En la escuela, quienes enseñamos a programar, encontramos una oportunidad sobresaliente para emplear en el crecimiento de nuestros estudiantes. Y de un modo más complejo que solo enseñar código.
Porque como decimos en clase, programar es resolver problemas. Visto así, enseñar a programar es proveer a nuestros estudiantes herramientas y habilidades para poder solucionar situaciones, problemas de todo tipo, no solamente informáticos.
Por eso, es una oportunidad para que todos los estudiantes se sientan inmersos en una actividad que al mismo tiempo de resultar divertida (programar es divertido), también les ofrezca esas habilidades, muchas de las cuales van a apreciar con el tiempo.
Porque en definitiva programar va más allá de escribir código. También implica encontrar posibles problemas cuando otros no los ven, en un sentido objetivo, claro. Implica imaginar posibles caminos y diseños para solucionar ese problema. Implica aprender a discutir con sus compañeros cual de todas es la mejor solución, cuales descartar y así por el estilo. ¿No buscamos que trabajen en equipo?
Y es también un medio para disfrutar de los logros. Sentir la satisfacción de haber entendido un procedimiento que los llevó a algún lado, terminar una herramienta que les ofrezca nuevas posibilidades, el logro en general.
Cuando miramos las habilidades necesarias en el campo de la programación, encontramos eso mismo. No solo programadores entran en la ecuación. También necesitamos diseñadores, testers, artistas, equipos que aporten ideas y mucho más.
Así que demos a nuestros estudiantes la posibilidad de disfrutar y vivir esta apasionante experiencia en todos sus pasos.
¿Te gusta programar? ¿Qué es lo que más te gusta en esa disciplina? Me gustará saberlo.
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