Posted by : Pablo Buydid jueves, 23 de junio de 2011

Las siguientes palabras no tienen por objetivo traer atención a mi persona. Tampoco colocarme en posiciones que realmente no considero las más justas para mi. Simplemente es parte de reflexiones que he tenido estos días pasados, y quiero compartir, al mismo tiempo que deseo usarlas para analizarme un poco más.

Cuántas veces vamos por el mundo tratando de sentirnos bien con lo que somos, con la vida, con otras personas. Y cuantas veces recibimos muestras al respecto, de fuentes que no esperábamos, o de maneras no pensadas. Soy una persona que en el interior me minimizo a menudo, me retraigo en muchas tareas y pierdo los colores de mis sendas con frecuencia. ¡Pero me apasiona cada rama de mi trabajo!
Hace un par de días, una alumna esperó un momento tranquilo en un intermedio de clases, para darme un regalo. Pero lo que más me llamó la atención fueron sus palabras, ya que expresó que dicho regalo era por cómo me aprecia, por el apoyo que le brindo y dio razones de su pensar.
Años anteriores he tenido muestras sutiles de agradecimiento por distintas actitudes de parte de alumnos. Esta vez, prácticamente me quedé sin habla, porque aunque trato de dar todo lo que está en mis manos en cada clase, más allá de lo que mencioné al inicio del post (no es fácil cuando yo mismo "pierdo los colores"), continúo repitiéndome que no es suficiente, que no tengo la capacidad para abordar algunos temas, que a muchos de los muchachos les hace falta más, y no basta con lo que reciben en sus jornadas.
Junto a esta experiencia hechos simples de cada día. Vivo en una ciudad pequeña. Somos aproximadamente 12.500 habitantes aquí. Y se presta para que la gente se conozca. Salir a las calles supone para mí, llegar tarde a todos lados. Y es así, porque muchas veces me paran en las calles, para saber cómo estoy, para consultarme por algo, o simplemente saludar. Y son todos saludos muy simpáticos, "coloridos", con buen sentimiento.
Cuando hace un año y medio me enfrenté a una situación complicada por causa de un accidente, recibí muchísimas muestras de cariño de parte de "media" ciudad. Estando en Montevideo, recibía muchas llamadas (no las atendía yo por mi estado), gente venía a verme, se preocupaba mucho por mí. Fue una época gris, pero que se coloreó con esas muestras de amistad. Gente que aprecio mucho estuvo a mi lado con total dedicación. Y les debo mucho. A mi regreso, sentí como todos estaban pendientes de mi, y hasta el día de hoy (año y medio después) mucha gente me para en las calles para preguntarme cómo voy.
Y sumo más. He tenido una vida que considero privilegiada en cuanto a cariño familiar. No me ha faltado educación (dentro y fuera de casa), atención de mis padres y familia ni cuidados necesarios para crecer lo mejor posible.
Y mi actual familia es lo más grande que tengo. Mi esposa y mi pequeña son pinceladas muy destacadas en mi vida. Valen muchísimo y nos lo expresamos muy frecuentemente.
Entonces, me pregunto sobre el por qué vuelvo mis tonos siempre hacia el gris. Hoy estoy leyendo mis mismas palabras en este post, y me suena a autoreprimenda. Me van llenando de colores todos los días y sin embargo insisto en cambiar los colores. ¿Qué es lo que hace presión en mi interior para tornar los colores de forma incorrecta? ¿Por que no tomo tantas fuerzas para aferrarme a los colores verdaderos que la gente, los amigos, esos queridos estudiantes, mi familia, me pintan a diario?
Las palabras que he analizado estos días no me agradan, pero surgen: egoísmo, egocentrismo, ingratitud. Palabras grises, turbias que empañan gran parte de mis reflexiones al transcurrir algunos días, aunque me repiten que no son las verdaderas.
Y sin embargo, me siguen regalando colores. Hoy quisiera tomar un poco más en serio esos colores, el sentido de cómo me ven, e ignorar por un rato la manera como me veo. Al menos por un rato para hacer más colorido la senda que me toca recorrer hoy.

Sobre mi...

Mi nombre es Pablo Buydid. Soy profesor de informática en primaria y secundaria.

Trabajo en los colegios Biarritz de Maldonado, y Galileo Galilei de Piriápolis, además de liceos públicos.

Pueden encontrar más información sobre mi trabajo en mi página personal: www.pablobuydid.com

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