Posted by : Pablo Buydid miércoles, 12 de julio de 2017

Esta mañana tomé un ómnibus para regresar a casa. A los pocos kilómetros subió un muchacho de unos pocos más de veinte, con aspecto de estudiante, con correctos modales aunque mantuvo una cierta distancia con su entorno. A los pocos segundos de sentarse a mi lado, sacó su celular y me llamó la atención: un feo trozo de cinta tapaba su cámara delantera.


 
Estos días me he cansado de leer artículos y ver videos de supuestos "hackers" (como me rechina esa palabra), expertos y maestros en seguridad explicando los peligros de tener la cámara de nuestra portátil cubierta. Y leí al menos uno explicando que lo mismo se debería hacer con la cámara del teléfono. La razón: alguien podría estar usando la cámara de tu dispositivo para espiarte y ver lo que haces.
 

¿Es posible?

En tecnología, hoy por hoy, es poco recomendable usar la palabra imposible. Todo se puede lograr. Y en esta cuestión, por supuesto que existen aplicaciones y malware capaz de activar la cámara de nuestra computadora y del teléfono para enviar capturas o grabar video mandando el resultado a algún desconocido. Pero lo cierto es que esas aplicaciones muchas veces están creadas para probar lo efectivo o no de dichas actividades y no son absolutamente corrientes a pesar que existen unas cuantas. 
Por otro lado, se tienen que cumplir ciertas condiciones para que alguien pueda activar la cámara de cualquier dispositivo y espiar lo que hacemos:
  • El teléfono tiene que tener instalado el malware que activa la cámara. Nadie instala este software voluntariamente, por lo que tendrá que haber instalado el mismo desde un sitio poco confiable. Ninguno de esos programas provienen de proveedores de confianza como Play Store.
  • Generalmente funcionan mientras se usan redes poco seguras.
  • El usuario tiene que haber otorgado permisos de un modo u otro para transmitir la información.
  • Es bastante poco probable que estas aplicaciones se instalen mientras se tiene activada la opción de bloquear la instalación de aplicaciones desconocidas.
Sumado a eso, hay que tener en cuenta que muchas de las aplicaciones que realizan esto han sido creadas con fines experimentales, para comprobar la vulnerabilidad de nuestros sistemas. Por otro lado, las que efectivamente podrían considerarse peligrosas suelen estar distribuídas en sitios dudosos de la red. Así que sí podemos correr riesgos si frecuentamos sitios dudosos para buscar aplicaciones. 
Finalmente, considero que ese espíritu psicótico no tendrá fundamento en quienes no tienen nada que ocultar. Veamos, si en mi celular tuviera instalado un software de este tipo no quiero imaginar la cara de aburrimiento que tendría quien obtuviera las imágenes, ya que no vería nada extraño salvo mi cara... digamos que no soy de enfocar cosas que me puedan exponer a situaciones incómodas.
 
Lo cierto es que mucha gente sucumbe a esta psicosis hasta extremos un poco alocados: así como pueden usar tu cámara también pueden usar el micrófono del celular, lo cual es bastate más riesgoso ya que podrán saber qué dices, lo que hablas con tu jefe, saber de tus llamadas, etc. ¿Por qué entonces no desarmar el teléfono y cortar la conexión del micrófono? Claro, el dispositivo quedaría prácticamente inútil. 
 
Lo que de paso me lleva a otro punto que quiero exponer.
 

¿De veras me preocupa mi privacidad?

Porque estoy seguro (y lo he llegado a ver) que muchos de estos preocupados por la privacidad descuidan otros aspectos igual o más vulnerables en las redes. Vamos, que no estoy diciendo que hay que ser descreído ni que tenemos que andar por las redes sin preocupación: los riesgos en internet sí que existen, la intimidad casi ha desaparecido, nuestros datos están, sí, en riesgo. Pero considero que si vamos a protegernos, deberíamos vigilar no solo un aspecto de nuestra seguridad.

Y estos aspectos tienen que ver en que quienes dicen tapar la camarita para que no los vigilen, ya están siendo vigilados hace largo tiempo, de una manera más sutil, pero más efectiva a largo plazo, ya que:
  • Tienen cuentas activas en redes sociales, de las cuales Facebook es la más popular y sin dudas la que más información sobre nosotros retiene, de hecho más de la que imaginamos.
  • Utilizan masivamente Whatsapp (recuerdan de quien es propiedad??) la cual comparte abiertamente información con Facebook y hasta comparten información para recabar datos.
  • Seguramente tengan cuenta también en Instagram, lo cual es equivalente a decir "Mira, yo tapo la cámara de mi cel para que no me espíen, pero igual subo fotos de todos los lugares que visito, de mis amigos, de mi familia, de mi perro y de cuanto se me plazca." Y por cierto, también es propiedad de esa famosa red social que ya conocemos su política sobre nuestros datos.
  • Los más desprovistos, y me canso de escuchar casos, dejan olvidadas cuentas de correo, facebook y otras redes, a la vez que descuidan la seguridad de sus contraseñas, lo cual es un peligro aun mayor para la seguridad digital de los individuos.
Está bien, quizá muchos sigan siendo precavidos y se cuiden muchísimo al usar esas redes. Pero nos olvidamos de algo: la privacidad en la actualidad es cosa rara. Porque siempre existe algo de vigilancia. En las calles hay miles de cámaras que nos vigilan, nuestras tarjetas de débito y crédito hablan de nuestras finanzas a las autoridades permanentemente, nuestros intereses, dudas, miedos, recuerdos, educación y un larguísimo etcétera son cuidadosamente analizados por Google cada vez que realizamos una búsqueda, enviamos un mensaje, o simplemente utilizamos el celular o el navegador.

¿Sientes ganas de tirar tu dispositivo y desconectarte para siempre de la red? Pues bien, considero que la falta de privacidad es parte del precio que debemos pagar por las comodidades en comunicación que poseemos. Y si piensas como yo, puede que consideres que no tienes nada que esconder y por lo tanto no habrá secretitos que cuidar al utilizar un dispositivo electrónico. Como dije, los riesgos existen, pero considero que serán potencialmente peligrosos proporcionalmente al volumen de información que manejamos, a los entornos a los que nos exponemos y al tipo de datos que manejamos, sumado al estilo de vida que llevamos adelante en nuestra persona digital.

Asi que, seguiré manteniendo mi teléfono lo más bonito posible, sin pegarle cosas que obstruyan la cámara, así como lo hago con mi portátil. Sí será bueno mantener actualizados sus sistemas operativos, según el sistema que usen mantener también actualizado un software antivirus, configurar un cortafuegos e instalar aplicaciones de fuentes seguras.
Si usas redes sociales cuidar con qué contactos compartes tus publicaciones y qué publicas.
El sentido común, otra vez, marca el camino.

En fin, esta es mi opinión. Ahora, si me permiten, debo dejar por aquí, porque repentinamente se encendió el led de actividad de la cámara de mi portátil. Oops!! pero si yo no toqué nada!!!
 

Sobre mi...

Mi nombre es Pablo Buydid. Soy profesor de informática en primaria y secundaria.

Trabajo en los colegios Biarritz de Maldonado, y Galileo Galilei de Piriápolis, además de liceos públicos.

Pueden encontrar más información sobre mi trabajo en mi página personal: www.pablobuydid.com

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