Posted by : Pablo Buydid sábado, 26 de noviembre de 2016

Una tarea que puede suponer dificultades para un docente, es cómo evaluar efectivamente a cada uno de sus alumnos. Un docente puede plantear un criterio y aplicarlo en el aula. Pero conforme va conociendo a sus estudiantes se dará cuenta que no todos aprenden del mismo modo, no todos reaccionan a los mismos estímulos. Y cada uno presentará sus fortalezas y debilidades en diferentes áreas.
Hoy tuve la oportunidad de conversar abiertamente de estos temas en una de mis últimas clases de informática. Está terminando el año escolar y con la entrega de los parciales finales, muchos estudiantes que han iniciado el período de secundaria este año se encuentran frente a los lógicos temores de la evaluación.

No todos los estudiantes trabajan igual

Una de las cosas que hay que tener bien claro: no todos los estudiantes tienen las mismas habilidades, no todos trabajan igual. Esto de por sí presenta un desafío. Adaptarse no a un grupo de estudiantes, sino a cada uno de ellos, al menos hasta el grado que saque lo mejor de su aprendizaje a luz. 
En cada clase vamos a encontrarnos con estudiantes que presentan sus propias capacidades. Así conoceremos a alguno que se destaque en sus trabajos y evaluaciones escritas. Otro se desenvolverá mejor en forma oral. Alguien puede ser muy hábil resolviendo problemas mientras que otros necesitan que se expliquen en detalle las consignas para alcanzar el resultado... y seguro lo harán. ¿Cual de estos sub-grupos de estudiantes es más inteligente? ¿Cuál de estos va a aprender realmente lo que se espera? Todos, claro.
Precisamente, nos importa que puedan terminar sus clases con un conjunto de conocimientos que les sea útil a ellos mismos. La evaluación es otro tema: saber qué es lo que aprendieron para que podamos tomar nota sobre cada uno. Pero no todos pueden demostrarlo de la misma manera.
Queda muy claro que no es una tarea no tan fácil y obviamente en ocasiones los profesores podemos equivocarnos o puede ser necesario replantear nuestro modo de evaluar.
Algunos estudiantes sacan buenos resultados en sus evaluaciones escritas. Otros lo hacen cuando presentan la evaluación en forma oral. En definitiva, ambos demuestran haber comprendido el tema y son capaces de demostrar que tienen el conocimiento adquirido.

Tomar en cuenta las dificultades.


Generalmente hacemos hincapié en los resultados obtenidos. Y en esto la calificación tomando en cuenta la "nota" se vuelve eje del asunto. Pero existen ciertas dificultades que nos exigen cambiar ligeramente el parámetro de evaluación.
Imaginemos un estudiante con dislexia. Aunque no todos los casos de este trastorno son iguales, es importante tener en cuenta que dichos estudiantes luchan contra una dificultad que va muchísimo más allá del "esforzarse por escribir correctamente". Sencillamente no pueden ejercer un control total sobre esa dificultad. ¿Cómo evaluaremos a dicho estudiante entonces?
Según algunos expertos es importante destacar el proceso, más que el resultado al trabajar con estudiantes que se encuentren en este grupo. Un estudiante con dislexia necesita mantener sana su autoestima, entender que se le da atención y un poco más de tiempo para completar su trabajo. Por eso es importante dar encomio no solo al terminar una tarea, sino durante la elaboración de la misma. Aunque podemos estimularlo a hacer algún trabajo de un modo mejor que el presentado, hacerlo con tacto, usando las palabras adecuadas y destacando las cosas que se hicieron bien, va a motivar al estudiante a hacerlo aun mejor la próxima vez. Y la evaluación que hagamos de su trabajo, tomará en cuenta estos detalles.
Si bien se dice que cada estudiante presenta en cierta forma un "techo" al que puede llegar, esto es al final muy relativo. Porque ese techo no es igual evaluarlo ante un estudiante con aptitudes ideales, que ante uno con dificultades de aprendizaje, dislexia, etc. Es decir que ese supuesto techo no es fijo: se flexibiliza según las necesidades y posibilidades del estudiante.

Dejar bien claras las pautas.
Es oportuno en este aspecto, dejar bien claro cómo evaluaremos el trabajo. Generalmente acostumbro dejar esto bien claro ya en la primer clase del año. Pero aun así a veces los estudiantes siguen haciéndose una falsa idea de la evaluación, por lo que es importante seguir demostrando en la práctica cómo es que resultamos flexibles al momento de evaluar.
Todo esto no quiere decir que "regalemos" el año a un estudiante con dificultades, sino que adaptando nuestro margen, fomentamos la motivación necesaria para que todos alcancen una meta saludable.
Y seamos claros y prácticos en eso de adaptar la evaluación. Busquemos las fortalezas e intentemos destacarlas para que el estudiante progrese. Combinemos diferentes formas de enseñar y hagamos un esfuerzo por detectar cual resulta mejor con diferentes estudiantes.
De este modo, lograremos que nuestros estudiantes logren realizar un trabajo eficiente y se sientan dignos por su trabajo.

Sobre mi...

Mi nombre es Pablo Buydid. Soy profesor de informática en primaria y secundaria.

Trabajo en los colegios Biarritz de Maldonado, y Galileo Galilei de Piriápolis, además de liceos públicos.

Pueden encontrar más información sobre mi trabajo en mi página personal: www.pablobuydid.com

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