Posted by : Pablo Buydid sábado, 8 de octubre de 2016

Recientemente surgió en medio de una conversación de viejos amigos, la cuestión de si es correcto o no premiar a un hijo por sus buenos logros. Y por extensión, ya que estamos, me gustaría plantearlo también para nuestros estudiantes.
El argumento que se planteó por una parte fue que los hijos tienen que hacer su trabajo. Y esforzarse por hacerlo bien. Recibir un premio no tiene que ser un objetivo ni tiene que darse, ya que es el trabajo, la asignación, que tiene el hijo.
Sin embargo, no puedo ignorar un polo diferente de la cuestión, que en cierta manera define mi propia opinión, que daré más adelante. Cuando tenemos en un salón a un estudiante con dificultades de algún tipo, ¿no le hace bien que destaquemos sus logros, recompensemos su esfuerzo? A veces el premio es simplemente una nota (para un estudiante no es tan "simplemente"), otras puede ser algo material que se gane por alcanzar alguna meta.
Entonces, si a esos estudiantes les hace bien recibir un premio por su trabajo, ¿será correcto excluír de la posibilidad a aquellos que tienen más facilidad?

Lo que opino.

Si bien es cierto que el objetivo de un hijo en el papel de estudiante no es tener buenas notas para recibir un regalo, también es cierto que premiar su labor es satisfactorio y lo ayuda a realizar un buen trabajo. No es el único objetivo, claro está. Concentrarse en eso desenfocaría el camino del aprendizaje.
Todos nos planteamos metas a largo y corto plazo. En el caso del niño o niña, por ejemplo, una meta a largo plazo puede ser la carrera que quiere desempeñar. Bien planteada puede ser un gran estímulo para su labor escolar. Pero también hay metas más cortas:
"Tengo que esforzarme para que mis calificaciones sean tales al fin de cierta etapa"
"Quiero superarme en algun área que me esté costando"
Cuando somos padres, el estímulo a nuestros hijos en este aspecto, como los maestros a sus estudiantes, fomenta el buen trabajo.
Y en cuanto al premio, pueden ser interesantes satisfacciones en el esfuerzo puesto para alcanzar esas pequeñas metas y no debería ser desproporcionado con el nivel de dicha meta, de ser posible.



Hoy temprano escuchaba a un grupo de estudiantes que concurren a una ONG en las que se les ayuda en sus estudios. El común decir de esos estudiantes tenía que ver con lo motivados que se sienten cuando los adultos "le dan para adelante", los motivan.

Entonces, ¿Qué opinan ustedes? ¿Está bien premiar a nuestros hijos por su estudio? ¿Qué otras opciones plantearían?

Sobre mi...

Mi nombre es Pablo Buydid. Soy profesor de informática en primaria y secundaria.

Trabajo en los colegios Biarritz de Maldonado, y Galileo Galilei de Piriápolis, además de liceos públicos.

Pueden encontrar más información sobre mi trabajo en mi página personal: www.pablobuydid.com

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